En esta entrada os voy a contar algunas anécdotas acaecidas en esos entrañables tiempos de mi iniciación en el tema informático; algunas de ellas son anteriores a la posesión de mi primer MSX. A mí me parecen sucesos dignos de recordar, si bien es posible que en ti susciten menos interés que la boda del primo segundo del que le vendió el coche a Farruquito. Avisado estás.
El primer recuerdo que tengo respecto al uso de estos curiosos aparatos me remonta a un día cualquiera de mis aproximadamente diez años (ergo, circa 1984). Mi padre trabajaba en Telefónica y en esas épocas me llevaba a veces a la central cuando por algún motivo debía acudir fuera del horario laboral y escolar (mayormente, creo que por tener que estar de guardia por si las averías). A mí me fascinaba ver tantas máquinas raras, los armarios de cables, el silencio reinante a excepción del zumbido de los idems (los cables) y el chasquido de relés... pero un día, una de esas maquinitas me llamó especialmente la atención. Tenía un teclado que parecía sacado de una película de los años 60 ó 70, y una pantalla en fósforo verde (y sólo texto, ofcoursemente). Era una de esas cosas llamadas "ordenadores".
Tras obtener el permiso paterno, me planté frente al teclado y pulsé una tecla. ¡¡Sorpresa, apareció un carácter en la pantalla!! Y pulsando otras teclas aparecían otros caracteres. Curiosa máquina. Enseguida descubrí que había unas teclas que no eran como las demás: tenían pintadas unas flechitas, y al pulsarlas, la línea parpadeante de la pantalla se movía, y los caracteres escritos aparecían en otro sitio. Acababa de descubrir los cursores.
Ante tamaña demostración de poderío tecnológico, mi mente no tardó en encontrar una utilidad para el susodicho aparato... sí amigos, armado con los cursores y con la tecla de asterisco, dibujé en la pantalla una figura compuesta íntegramente por asteriscos: puro arte ASCII. Y cuando creía que ya había exprimido al máximo toda la potencia de semejante monstruo mecánico, se acerca mi padre, pulsa una tecla que me había pasado desapercibida y... se empieza a oir un chisporroteo. Era una impresora, y ¡mi obra de arte había quedado plasmada en papel! Un hecho insólito que repetí varias veces, con distintos dibujos.
Así que ya sabeis, amiguitos... os digan lo que os digan, el primer nestorware de la historia fue el NestorAsteriscos.
La siguiente anécdota nos lleva hasta la sección de informática del Contipryca (por aquel entonces aún no se llamaba Carrecuatro). Eran los primeros tiempos de la popularización de los ordenadores de 8 bits, y varios ejemplares de diversas marcas y modelos estaban expuestos a la entera disposición de los curiosos ojos y manos del público, y además sin ninguna vigilancia (algo que hoy en día cuesta creer).
Pues bien, me planté detrás de un mozalbete (mayor que yo, aunque no debía tener tampoco muchas primaveras) y observé que se puso a teclear algo que empezaba con "COLOR". Pulsó una tecla gorda que había en la parte derecha del teclado y... ¡milagro! ¡¡El color de la pantalla cambió!! Descubrí así dos hechos trascendentales sobre los ordenadores:
- Son capaces de mostrar colores. ¡Cómo avanza la técnica!
- Se les puede dar órdenes a través del teclado, y además de forma muy sencilla: basta escribir COLOR para cambiar el color de la pantalla, ¡qué inteligencia artificial más asombrosa!
Saltamos ahora a mis primeros días como usuario de MSX, cuando estaba leyendo manuales e intentaba descifrar de qué iba todo eso del BASIC y compañía. Tecleé un par de líneas de ejemplo que encontré creo que en uno de los manuales de mi Canon V-20, que ni siquiera eran un programa sino que se ejecutaban en modo directo. Ni me molesté en averiguar qué hacían esos comandos, simplemente los tecleé para ver si efectivamente conseguía que el ordenador hiciera algo, lo que fuera.
Pues bien, tras teclear la primera línea y pulsar la tecla gorda para hacer bajar el cursor... el color de la pantalla cambiaba a otro bastante feo. Vaya engorro. Volveré a teclearlo todo, a ver si lo he hecho mal... nada, lo mismo. ¡Yo no quiero que cambie el color de la pantalla! Entonces se me ocurrió una triquiñuela: tras teclear la línea, en vez de pulsar la tecla gorda, usaré el cursor abajo para cambiar de línea. ¡Funciona! ¡Qué listo soy!
Pero resulta que mi padre, que había contemplado la escena, me aleccionó sobre la futilidad de mi acción:
Cuando escribes un comando, tienes que pulsar ENTER para que se ejecute. Si no pulsas esa tecla, lo que has escrito no sirve de nada.
Así pues, quedaron grabados en mi cerebro otro para de descubrimientos cruciales:
- La tecla gorda de la derecha se llama ENTER.
- Esa tecla sirve para que el ordenador realmente haga lo que le ordeno (¡es verdad, el tío del Contipryca la usó para cambiar el color!)
Mucho después, ya acercándonos peligrosamente a los años 90, vi en una revista de MSX un reportaje sobre los disketes; creo que fue la primera vez en mi vida que vi un idem, aunque fuera en foto. Descubrí que eran un medio de almacenamiento infinitamente mejor que las cintas: más fiables, más rápidos y con más capacidad. Vaya, ojalá algún día pueda usar estas cosas en mi ordenador... pero qué va, estoy soñando, son demasiado caros.
El concepto de diskete hizo sin embargo brotar una duda en mi inquieta cabecita. Veamos, cuando uno tiene una cinta con varios programas, para cargar uno de ellos lo que hace es avanzar/rebobinar la cinta hasta la posición deseada, pulsar PLAY en el casete y teclear la orden LOAD correspondiente. Un diskete, en cambio, simplemente se mete en la disketera y ya está... entonces, ¿cómo se hace para seleccionar el programa deseado? Un gran misterio que permaneció irresoluto hasta unos cuantos años después, cuando me inicié en los entresijos del MS-DOS.
Para terminar este rollo, a ver si adivinais qué pasó por mi cabeza la primera vez que tuve en mis manos un diskete de 3.5"... pues en efecto, lo siguiente:
Esto debe ser lo que llaman "disco duro", puesto que no puedo doblarlo como los disketes normales (los de 5.25")
Y colorín colorado... obsoletos nos hemos quedado.
4 comentarios:
Felicidades por la bitácora, está bastante entretenida :-). Impactado quedado he con las fotos del viaje a Japolandia, que aún no había visto :-).
Muy bueno! No conservaras ese Nestorware? Cuélgalo en el Blog!
Recuerdo cuando me compraron (de 2a mano) el Msx, el tio que lo trajo (tengo su cara grabada en mi mente) nos dió una caja de discos de 720. No sabiamos para que eran y nos explico brevemente en que cacharro se conectaban. Ofcourseamente se lo pedimos, y estaba ya a punto de dárnoslo cuando mi madre entró en escena y se apiadó del pobre vendedor, pareció que le daba pena que el hombre la necesitara para sus tareas contables.
Aaaaaaaaaaaaaagh! Vaya con mi madre! Lo que hubieramos conseguido de no ser por ese arrebato de buen Samaritano (que nunca entendí ya que los compradores eramos nosotros).
Yo también pensé "Los discos de 3'5" deben ser lo que llaman discos duros". Hasta que un compañero de clase me dijo "Eso no es un disco duro, porque es de doble cara. Los discos duros son los de alta densidad".
Ahora caigo en la cuenta de que lo diría porque High Density == HD (lo que ponía en las cajas) == Hard Disk...
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