04 febrero 2009

Japoneando (el retorno)

Queridos congéneres, conciduadanos, conblogatictos y conhumanos en general, he aquí la primera parte de la epopéyica narración de esta nueva aventura en tierras niponesas. Espero que os mole casi, casi tanto como un Twingo de chocolate y nata (o de crema catalana y leche merengada, si se da el caso).

El viaje transcurrió sin novedad, lo cual como es habitual en estos casos significa "24 horas navegando entre el aburrimiento más absoluto y el cansancio extenuante". Pero vamos, que sí, que fue bien y tal.

- Lo siento, pero no puede facturar tanto equipaje, se pasa de peso.
- ¡Cachis! Qué remedio, habrá que llevar al niño en la mano.
- Ufff, ya pensaba que me quedaba aquí...


"En caso de emergencia, estámpese contra el ventanal"


- ¿Otra vez usted? ¡Déjeme en paz, ya le pagué el canon la semana pasada"
- Es que hemos sobor... concienciado a las autoridades para implantar el nuevo "canon por escuchar música en aviones que van de Amsterdam a Osaka".


Una vez allí, como es habitual, se nos fue el día entre jetlags, restaurantes paterno-suégricos, compras raras y demás.

- ¡Kaito, un abracitooo!
- Vale, pero no me sueltes, que esto está muy alto...


- Mamá, esto es asaz incómodo, ¿cuándo van a inventar los fideos wifi?
- Eso pregúntaselo a tu padre, que es el "inginiero".


- ¡Grrr, otra vez a llenarlo! ¡Ya sabía yo que tenía que haber comprado un niño diesel!


No podía faltar la archinémesis de nuestro héroe, el inefable Wataru, quien junto con el resto de la familia nos acompañó en una especie de parque temático en el que había cosas curiosas, raras, y hasta incluso divertidas.

- ¡Oooeee! ¡Los del fondo norte son unos nenaaazaaas!
- Je je, estos jóvenes...


-¡Uaaaah! ¡El espacio-tiempo se está colapsando a nuestro alrededor! ¡Vamos a caer en un vórtice interdimensional!
- No exageres, hijo, que sólo es una cabina de teletransporte.


- ...una vez eliminadas piel y vísceras, procedemos a desmontar el esqueleto así...
- Mola este curso para hacer desaparecer cadáveres, nunca se sabe cuándo lo vas a necesitar.


- Oye, ¿seguro que todo esto es necesario?
- Claro que sí, ya te he dicho que a la vuelta tenemos que coger el metro y además en plena hora punta.



- Después de todos estos años, ahora veo claro el sentido de la vida, el universo y todo lo demás...
- ¿Qué farfullas? ¡Si tienes DOS años recién cumplidos!


- ...ahora abres el buzón y llevas el correo a su destino.
- Venga ya, esto es una broma, ¿verdad? ¡Todo el mundo sabe que el correo se envía por intenné!


- Ahí hay unos jovenzuelos haciendo botellón... voy a ir y se les va a caer el pelo, por no invitarme.


- Tanto decir que ne Japón los trenes van hasta los topes, y estoy aquí más solo que la una...


Y después de tanta diversión, pues eso, que fuimos a más sitios y vimos más cosas y tal. Joer, para esto no escribo nada, mejor sólo pongo fotos.

- ¡A ver, silencio en el gallinero! ¡Si no sabeis apreciar el buen arte, os vais!


En un blogoalgo sobre Japón no podía faltar la típica foto de merchansaisin de Roca de Bolla. Pues eso, he aquí un par de Bulmas al uso.


- Estos airbags de diseño no acaban de convencerme, la verdad...


- ¡Rápido, siga a ese coche!
- Macho, tú has visto demasiadas películas...


- ¡Venga, la broma ya ha durado bastante! ¡Devolvedme el volante, que nos la vamos a pegaaar!


- Si dejas de dar la brasa te doy esta carne a la idem, ¿vale?
- Snif... bueno, venga, por esta vez.

Y eso, más fotonovela en el próximo episodio.

つづく。。。