06 abril 2010

Los puntiagudos

Acaban de pasar las fiestas de semana santa, en las que me vi en la tesitura de tener que llevar a Kaito a una procesión de esas, por expreso deseo de su mamá (para que conozca las costumbres locales o algo parecido).

No soy amigo de tales eventos, primero por mi bien conocido (o no) ateísmo recalcitrante, y segundo por el ambiente lúgubre y triste que se respira en los mismos. Y por supuesto no quería que mi retoño se traumatizara con la historia de un presunto señor presuntamente nacido de madre pero sin padre al que presuntamente clavaron a un trozo de madera.

Así pues, dada la candidez que aún emana de un infante que está por cumplir cuatro años, decidí inventarme mi propia historia para explicarle lo que estaba viendo, igual de falsa que la supuesta historia real pero bastante más entretenida. La comparto con vosotros por si algún día os veis en similar situación.

Nota: No hice fotos del acontecimiento (no tenía la cámara a mano, y tampoco habría podido hacer fotos con un mastodonte de 17 kilos en brazos), las idems que aquí veis las he robado vilmente de aquí y allá en los internetes. Los derechos de todas las imágenes pertenecen a sus respectivos propietarios y bla bla bla... vamos, lo de siempre. Allá vamos.


Estos señores de aguda testa son los puntiagudos. Se encargan a vigilar a todos los niños, y al que se porta mal le pinchan en el culete. Kaito mencionó que algún que otro compañero suyo del cole merecería algo así.


Estos puntiagudos tienen la punta caída porque ya han pinchado a niños traviesos. Ahora tienen que volver a casa a ponerse una punta nueva.


Los puntiagudos van en grupos y llevan puntas y ropas de todos los colores. Estos colores indican la comida favorita del grupo en cuestión. Pudimos ver los siguientes grupos:
  • Verde oscuro: Amantes de las espinacas.
  • Naranja y negro: Les gustan las naranjas y la cocacola.
  • Amarillo y verde claro: Se pirran por la limonada y los helados de limón y menta.
  • Rojo: Se pasarían el día comiendo fresas.
  • Blanco: ¿Qué hay más rico que la nata montada?
  • Azul: Les gusta jugar con plastilina azul (esto se le ocurrió al propio Kaito).

Cada grupo de puntiagudos va precedido por un cartelón como este. En él se indica la comida favorita del grupo, para que no haya confusiones. En este cartelón, por ejemplo, puede leerse claramente "¡Vivan las fresas confitadas!"


En uno de los cartelones había un dibujo como este, pero la cosa roja era amarilla y estaba atravesada por un palo. La cosa amarilla era evidentemente un limón, y estaba atravesado por un palo para que, tras un rato en el congelador, se conviertiera en un delicioso polo de limón. La llama es para evitar que se te enfríen las manos.


La banda de música sólo toca tonos monótonos de trompeta y golpes de tambor. Esto es para evitar que la gente se duerma y se pierda el espectáculo.


De vez en cuando aparecía una señora con un montón de ropa rara, o bien un señor desnudo y con barba, rodeado de un montón de velas. Resulta que esta gente cumple años, un montón de años (de ahí la ingente cantidad de velas), pero todos están tristes por algún motivo:
  • A la primera señora le habían puesto velas de bombilla en vez de velas de verdad. ¿Cómo va a soplar las velas así?
  • Al segundo señor le habían puesto velas de menos. Qué falta de organización.
  • La tercera señora no tenía ninguna vela, ¡se habían olvidado de ponerlas! Claro, era la más triste de todas, muy cabizbaja ella.
  • La tercera señora resulta que cumplía años el día siguiente, y estaba preocupada por tener que esperar un día para soplar, ya que el viento podría apagar las velas mientras tanto.
Una vez que se daban cuenta del desaguisado, los puntigudos se marchaban en busca de las velas que faltaban.

Y para terminar, de vez en cuando se oía algún cohete, que asustaba un poco a Kaito. Le tuve que explicar que dentro de las puntas de los puntiagudos hay un globo, que explota cuando pinchan a un niño malo. Pero como Kaito es muy bueno, pues no pasa nada.

En fin, prueba superada, supongo. El único problema de todo esto, es que a Kaito le ha gustado la historia, y ahora todos los días nos dice que quiere ir a ver a los puntiagudos...


- ...y colorin colorado, este cuento se ha acabado. ¿Qué te ha parecido?
- Pues que la próxima vez prefiero que me lleves al fúrgol, o a un concierto de los Rollings.