Aquí os muestro el par de idems que me agencié en el viaje que recientemente concluyó, sin más propósito que el meramente documental, si bien como efecto colateral podría despertar la envidia de unos ("¡Oh! ¡Ah! ¡Qué cacharros más molones!") y/o el desprecio de otros ("Mira qué asco da el calvo este presumiendo de cacharritos, parece un pijo aburguesado neoliberal"), lo cual en todo caso sería meramente circunstancial.
Lo primero que pasó a mi propiedad fue un pendrive. Sí, uno de esos pequeños adminículos que se conectan al puerto USB y sirven para el almacenamiento dateril. La gracia del mismo es su capacidad: nada menos que ocho gigabytes. Ignoro si por aquí existen pendrives de tal capacidad, pero por si acaso, a la saca fue.
El segundo adminículo adquirido responde más y mejor al tópico del tecnocacharro nipón: se trata de una digicámara de fotos, en concreto una Fujifilm Finepix Z5fd. Andaba yo buscando desde hacía tiempo una cámara de bolsillo, y esta fue la elegida.
Instantánea tomada en el modo "Fotografía en el baño de un avión realizando el trayecto Osaka-Amsterdam" de la cámara
Por cierto, desde que Kaito bebe agua directamente del vaso, está un poco intratable...
3 comentarios:
Yo más bien lo pondría en la demo, al estilo de "El Dr. Venom se escapó de su confinamiento en Sard..."
La Ñvista: en principio vale, pero fonofonea antes.
Je ...
Espero que los pendrive japos sean más fiables que los chinos. Hace poco me trajeron uno de alli, pero no era de 8 Gb, sino de 8 G :)
Por aquí te lo cuento.
Un claro caso de publicidad engañosa. "¿Qué pasa? ¿No puedo llamar 8G a mi pendrive de 128 megas?" :-P
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