Esperando contar con vuestra indulgencia, paso a relataros las aventuras de la familia Soriano Koizumi en el otro lado del mundo, empezando por el viaje, veinte horitas de nada en las que incluso pudimos visitar tierras finlandesas (aeroportuarias, eso sí).
- ...lego todos mis pañales a Cagones sin Fronteras, mis mordiscos a Ñampazampas en Acción, y...
- Hijo, no exageres. El viaje es duro pero no tanto.
- Hijo, no exageres. El viaje es duro pero no tanto.
- Mami, aquí dentro me siento como un animal en una jaula...
- Calla hijo, o no nos tirarán cacahuetes.
- Calla hijo, o no nos tirarán cacahuetes.
Industrias Falgas, una empresa española con proyección internacional. Entre esto y el Pocoyo, nos comemos el mundo.
- Acusado retrogusto y marcado carácter mediterráneo el de estos espaguetis precocinados, pardiez...
Inciso medio serio
Supongo que habréis oído hablar del nuevo control de pasaportes de los aeropuertos japoneses. Si no, os lo resumo: desde el pasado mes de noviembre, a todos los extranjeros que llegan Japón se les toman las huellas dactilares y se les saca una fotografía, además de la comprobación pasaportera de rigor.
Pues bien, a mí me tocó sufrir dicho proceso. Hay quien dice que es humillante, que vulnera derechos, que bla bla... pero todo eso es lo de menos; la realidad real es que es un soberano coñazo, por las colas que se forman dada la lentitud inherente al proceso. Imaginaos tener que hacer media hora de cola después de un viaje de veinte horas. Incluso Kyoko se mosqueó, argumentando (con razón) que por lo menos podrían poner diez mostradores a tal efecto, y no sólo tres.
Para más recochineo, en una pared había un enorme cartel en inglés tal que "Realizamos estrictos controles para luchar contra el terrorismo". Me hubiera gustado sacarle una foto al susodicho pero no quería acabar en Guantánamo.
Fin del inciso medio serio. Que siga la secta.
Una vez en nuestro destino, Kaito se acomodó inmediatamente al nuevo ambiente:
- ¡Por fin hemos llegado! Hum, en este país me siento raro... me dan ganas de tirar kamehames, de pelearme con tó quisqui y de morirme y resucitar diez veces...
Ya acomodados, la primera visita fue, por supuesto, al restaurante familiar que tan buenos momentos gastronómicos acostumbra a brindarnos:
- ¡Por fin! A ver, jefe, me pone un pincho de tortilla de patatas y una ración de paella con chorizo.
Y tras llenar los estómagos recibimos la visita de los primitos de Kaito:
¿Recordáis a Wataru, el bebé que tenía airbags en vez de mofletes? Pues bien, los airbags han evolucionado hasta alcanzar la categoría de globos aerostáticos.
- Pero qué esaborío eres. Al final se te ha puesto cara de Hitchcock.
- Sí sí, y para ti un primo son cuatrocientos mofletes que besar.
- Sí sí, y para ti un primo son cuatrocientos mofletes que besar.
En el próximo episodio... más aventuras de vuestros héroes favoritos.
NOTA: Kyoko no quiere salir en mi glob. Snif, bua. Debe ser que le doy mala reputación o algo.
4 comentarios:
Ya sé que me repito, pero ¡¡tú vives delante del ordenador!!
Que miedo el rollo este del mosaikku, pon al menos una cara manga en su lugar!
Yo ya lo estoy flipando.
http://twitxr.com/image/45030/
Esta muy bien la foto de Kaito ,ese traje naranja es tradicional en Japon, verdad?
Creo que usa unos pantalones demasiado apretados ,le noto algo raro en la voz, por cierto puede decirle a su mujer que no comemos a nadie, bueno, una vez, pero era de mi proveedor de servicios y tenia la nevera vacia...
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