Viva Graná que es mi tierra,
viva el puente del Genil,
la Virgen de las Angustias,
la Alhambra y el Albaicín
Tal que así reza la suerte de haiku que figura en un bonito plato cerámico que adorna una de las paredes del domicilio de mis progenitantes. En efecto, ellos son oriundos de la susodicha ciudad andaluza, y si bien yo soy antequereño de nacimiento y mallorquín de adopción (hasta el punto de desayunar ensaimada con sobrasada día no y día tampoco), en mis tiempos de tierno infante e incluso de espinilloso púber he viajado con frecuencia a tierras granadinas.
Años enteros hacía ya que no me dejaba ver por tales lares, así que la semana pasada, aprovechando un breve período vacacional, crucé el charco con toda la familia con el único propósito de recopilar material para este relato bloguero (friki que es uno).
Como ya habréis imaginado, el jefe Kaito fue quien mejor se adaptó, tras un emocionante viaje, a las dos principales actividades granadinas, a saber, el tapeo y el cante jondo:
Por cierto, es menester echar un vistazo al salón de la chozita que mis señores padres se gastan, situado en una urbanización montañera cerca de Padul:
Una de las actividades principales que llevamos a cabo una vez aclimatados fue, por supuesto, el comercio al por mayor:
Los Italianos (Gran Vía de Colón 4) sirve suculentos helados, como demuestra la cara de satisfacción de la dama de la foto.
Churros hermosotes en una cafetería llamada "Fútbol" o algo así. Nótese el chocolate con bizcocho (!) situado detrás.
Mención especial merece Il Gondoliere, una pizzería situada en Martínez Campos 24 y en Avda. Palacio de Deportes 16. Baste decir que junto al susodicho establecimiento había un Telepizza completamente vacío.
- Hummm... aroma afrutado con regusto a esencias del bosque y bouqué afrancesado... sí, esta agua es cosa fina.
Algunos diréis, no sin el correspondiente raciocinio, que un viaje a Granada no es un idem sin la correspondiente visita a la Alhambra. Así que por el qué dirán y todo eso, nos dimos una vuelta por tal complejo histórico:
Hubo tiempo también para el consabido paseo pseudaleatorio que tan bien funciona como excusa para mostrar fotos totalmente inconexas:
- Mira hijo, ese de ahí atrás es Colón.
- Y si tanto se colaba, ¿por qué le poneis una estatua? Estos mayores son raros raros...
- Y si tanto se colaba, ¿por qué le poneis una estatua? Estos mayores son raros raros...
Lo que vais a ver ahora es un lugar histórico de suma importancia para el mundo obsoleto. En el punto exacto mostrado por la foto (arco de las Cucharas esquina con calle Mesones), que ahora alberga un comercio de secretos mujeriegos, existía antaño una tienda de electrocosas llamada Sánchez Centro Hogar. Fue precisamente aquí donde, en diciembre de 1987, los reyes magos (o su representante legal) adquirieron el Nemesis 2 que me fue dado en adopción unos días después. Hasta incluso recuerdo haber visto un MSX con el Vampire Killer en el escaparate. Suerte tenéis de poder ver esto aquí, porque inexplicablemente, dicho emplazamiento no figura señalado en ninguna de las guías de la ciudad.
La foto a continuación también tiene su chiste. Resulta que para mejorar la movilidad familiar, una prima mía que por aquellas tierras reside nos prestó un utilitario durante un par de días. Pero no se trataba de un automóvil cualquiera, sino de nada más y nada menos que un Twingo. Y encima, no era cualquier Twingo: era el Twingo que fuera propiedad de mi madre durante años enteros, y que finalmente fue vendido a la susodicha prima. Vamos, un deyavú que ríase usté de los cuelgues de Matrix.
Pero el lugar más típicamente granadino de todos los que visitamos fue La Esperanza, sito en C/. Álvaro de Bazán 12. Andábamos deambulando por la mencionada calle cuando a lo lejos vimos el cartel de la tienda, consistente en un enorme punto rojo a semejanza de la bandera nipona. "Será el típico todo a cien chino", pensamos para nuestras afueras. Imaginaos nuestra estupefacción, sobre todo la de mi señora cónyuga, cuando al aproximarnos más descubrimos que había periódicos japoneses (no chinos, aunque sea lo mismo) a disposición del respetable. Una vez dentro, resultó que la dependienta también era natural del mismo archipiélago asiático, y regentaba un comercio que tenía un aspecto tal que así:
En fin, por desgracia, todo lo bueno se acaba, y al final hubo que volver a la estresante rutina (10 GOSUB TRABAJO: GOTO 10). Snif, pero si es nif.
Moraleja-haiku:
Dale limosna mujer
que no hay en la vida nada
como la pena de ser ciego en Granada
8 comentarios:
"Hojaldres de Guarroman" me has hecho llorar joder, la tierra de mis veraneo infantiles.
Pues que lo sepas que son de los mejores de toda la piel de toro, esos en concreot y como se puede ver en la foto son los blancos, luego estan los rubios. Lo que no se si seran autenticos de la unica pasteleria que los hace.
Menos mal que para el proximo puente voy a ir por alli, que llevo como 20 años sin ir o mas. Vamos, desde que vivo aqui en Murcia.
No niego la deliciosidad de los susodichos hojaldres, pero comprende que no pude resistirme a hacer la foto y el correspondiente chiste.
Ese chiste lo llevo yo sufriendo desde mi mas tierna infancia an los madriles... tal que asi:
Amigo cualquiera: _Santana donde has pasado las vacaciones.
Yo: Primeo a la playa en Mazarron (donde habito actualmente), y despues al campo en Guarroman.
Amigo cualquiera: ... risitas ...
Esto parece que fuese mi blog....
Supongo que con esos platos el postre seria un anticoagulante!
Que injusticia de mundo en el que desaparecen las viejas tiendas de cartuchos MSX para sustituirlas por la efimera lujuria! (y cuantos joysticks llevo roto con el Nemesis.(de esos de muellecitos)
Por cierto para fotos de escaparates mejor consiga un filtro polarizador
Lo mejor de todo son los soplillos... Y además hace muy buena combinación con Linux, SopLinux!!
Yo a quién me comería es a Kaito...es precioso.
Qué camiseta más chula la de Kaito... ¿¿cuánto ha estado en mi tierra Almería ??
Lo digo por el Indalo y por Roquetas de Mar ;)
La camiseta fue un regalo de alguna amiga/vecina de mi tía. Kaito no ha estado en Roquetas, aunque yo sí estuve una vez, cuando tenía algo así como doce años.
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