Con el tiempo, el niño putoso creció y se convirtió en un apuesto galán que allá donde fuera, conquistaba a guitarras y japonesas por igual.

- Claro que sí. Luego te lo explico en privado, muñeca.
Sin embargo, poco a poco el galán putosero empezó a comportarse de forma extraña...

...hasta que acabó de la forma más humillante posible: malviviendo en la calle como un Mestre Jaume cualesquiera. Aquí lo vemos en su nueva vivienda habitual:
El porqué de esta triste degeneración está en el inexorable paso del tiempo. Sí señores, este sujeto cumple hoy 30 decadencias. El pobre no ha podido soportar tal circunstancia, puesto que ahora que se supone que es adulto y responsable, ya no puede desarrollar las infantiloides actividades que acostumbraba, verbigracia:
- Alimentarse a base de chuches (mayormente regaliz negro)
- Capturar japonesas y exhibirlas en vitrinas
- Hacer juegos obsoletos incompletos
- Componer música claustrofóbica
- Decir "ijiji", "anayaaamal" o "amimaregarosha"
- Merendar un pimiento rojo en el Ambodris
- El chicharro gordo
Nota: la primera foto ha sido vilmente robada a Matra, y la séptima, al friki.